Un imponente monolito en el corazón de Gran Canaria: el Roque Nublo

RoqueNublo

Si le pides a un grancanario que piense en el símbolo de la isla, seguramente aparecerá en su mente de manera inmediata la imagen del Roque Nublo. Enseguida comprenderás por qué, en cuanto descubras algunas de las características y misterios que lo hacen único. Por algo este monumento natural recibe diariamente la visita de turistas e isleños en una especie de ritual de obligado cumplimiento.

Un asequible sendero marca el recorrido hasta llegar a él, atravesando una zona arbolada de pinar canario que convive con un matorral de retamas, codesos y salvias propio de las cumbres de Gran Canaria. Imprescindible detenerse a respirar los aromas que desprenden. El paso junto al roque El Fraile, eterno compañero y guardián del Nublo, nos premia con unas magníficas vistas del paisaje de Tejeday de media isla, indicándonos que ya estamos cerca. Tras unos 40 minutos de agradable caminata, la mayor recompensa llega en el tramo final cuando, a medida que nos acercamos, el majestuoso roque se alza ante nosotros y nos va haciendo sentir cada vez más pequeños.

Pero antes de poder tocar la gran roca, otra sorpresa nos aguarda: una meseta o planicie inesperada en la que culmina el camino. Conocida como el Tablón del Nublo, es una auténtica anomalía entre el abrupto relieve que lo rodea, imprimiendo aún mayor solemnidad a la aparición del Roque Nublo y La Rana, el pequeño roque que lo acompaña. Sentarse a descansar en este lugar, sobre todo si tenemos la oportunidad de contemplar el atardecer o amanecer, es una increíble experiencia que jamás se olvida.

El “gran señor” del paisaje grancanario

Para entender mejor la importancia del Roque Nublo, debemos comenzar por sus dimensiones, que son de vértigo. Este enorme hito pétreo de 80 metros de altura desde la base, y situado a una altitud de 1.813 metros sobre el nivel del mar, se erige dominando el paisaje para señalar el centro de Gran Canaria, sabedor y orgulloso de que los isleños lo consideren todo un icono de su tierra.

Pero cuando realmente entiendes sin reservas las razones de este protagonismo es en el preciso instante en que divisas el Roque Nublo desde algún lugar estratégico de las cumbres de la isla, como elMirador de la Degollada de Becerra. Esta es una de las mejores atalayas para contemplar el tortuoso paisaje que lo rodea y al que domina, la Caldera de Tejeda, esa misma que el genial Unamuno describió como “tempestad petrificada” durante su estancia en Gran Canaria. El origen de esta “tempestad” no es otro que la acción combinada de los procesos erosivos y el hundimiento de un edificio volcánico singular caracterizado por múltiples emisiones fisurales, denominadascone sheet,que han dejado su huella en forma de “diques”. Para ojos inexpertos, estas estructuras pueden parecer simples muros artificiales, pero no para los especialistas, que las consideran uno de los mejores ejemplos en el mundode este tipo de volcanismo.

¿Y nuestro amigo el Nublo? ¿Cómo se formó? También los procesos erosivos hicieron aquí de las suyas, ya que el gran monolito es el resultado de la desmantelación del relieve que lo rodeaba hace millones de años. La acción continuada del agua y el viento dejó al descubierto las rocas más consistentes de la zona de emisión de un antiguo volcán, originando así este y otros roques como el también famoso Bentayga, considerado su hermano “menor”.

Además de los valores paisajísticos y geomorfológicos, el Roque Nublo también es un destacado elemento cultural de Gran Canaria ya que, con casi total seguridad, tuvo un significado mágico o ritual para los aborígenes de Tamarán(nombre prehispánico de la isla) que frecuentaron el lugar, como así atestigua la presencia de cuevas refugio y otros vestigios que aún permanecen. Quizá sea el carácter mágico de este entorno lo que nos hace sentir un magnetismo especial, una sensación extraña, casi espiritual, que nos envuelve para poder imaginar a los antiguos pobladores de la isla practicando aquí sus ritos y creencias.

La elevada altitud a la que se encuentra, en el techo de Gran Canaria,y su situación, bajo la influencia climática del norte y sur de la isla, hacen que con frecuencia esté camuflado entre las nubes, sutilmente escondido tras una fantasmagórica niebla que ha estimulado siempre la imaginación popular y a la que también, según algunos, debe su propio nombre: Nublo.

Protegido por la ley para garantizar su conservación, el Monumento Natural del Roque Nublo se encuentra a su vez incluido en el Parque Rural del Nublo, espacio natural integrado en la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria. Sin embargo, su protección no es obstáculo para que, con el respeto que merece, podamos disfrutar de esta maravilla natural y del entorno que lo rodea, fuente constante de inspiración de artistas y musa recurrente del folclore insular. Sin duda, merece más de una visita.

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