Árbol de perfil imponente, tan alta y elegante como longeva, puede vivir hasta tres siglos, la palmera canaria, común en las siete islas, es uno de los símbolos naturales del Archipiélago.
En las noches estrelladas, esta gran proveedora de guarapo, su savia, para la célebre miel de caña de La Gomera; de támaras, su pequeño fruto anaranjado y áspero, munición preferida para las guerras infantiles; y de escobas, sus hojas, para los barrenderos isleños; se muestra majestuosa, casi mítica; con una belleza austera que resulta casi imposible dejar de contemplar.
Fotógrafo: Nacho González