En ruta por el sendero que recorre la desembocadura del Barranco de Tajao, tras los restos de antiguas canteras de las que se extraía la piedra viajera de Arico, la naturaleza nos sorprende con el arco de Bijagua. Una bóveda rocosa de origen volcánico moldeada por el viento, en cuyo lecho, entre los bloques de piedra desprendidos por miles de años de erosión, crecen cardones, vinagreras, margazas y tabaibas, al abrigo de los riscos más altos.
Fotógrafa: Marta del Castillo