Admirados en sus libros por los antiguos viajeros que visitaron la isla de La Palma, pintados y fotografiados por toda clase de artistas, los balcones de madera de la avenida marítima de Santa Cruz son el mejor conjunto de saledizos conservado en Canarias.
Balcones dobles de diversas formas y tamaños realzan una larga hilera de casas frente al océano que sobrevivieron a los asedios de piratas y corsarios. Balaustres y celosías cierran ventanales en torno a galerías por donde se cuelan los vientos alisios y se escucha el bullicio de calles y plazas.